No lo Pincha nadie
Estudiantes impuso la diferencia que hoy existe entre el campeón de América y un equipo que en el año ganó siete partidos de 25 por torneos locales. Y el 2-1 quedó corto... Calderón abrió la cuenta, empató otro eterno como Palermo y Enzo Pérez le dio el triunfo y la punta del Apertura al team de Sabella. El Boca de Coco sigue marchando.
No sólo los santos vienen marchando. Boca también. Y muy seguido. Las diferentes realidades de uno y otro equipo se plasmaron en el desarrollo del partido. El campeón de América fue un equipo de punta a punta, con confianza, orden táctico, una idea de juego y un plan ejecutado a la perefección por sus individualidades... Y Boca fue el reflejo del nivel del último tiempo, de la pobreza que tiene acostumbrado a sus hinchas en los últimos partidos. Fue un justo 2 a 1, que podría haber sido más...
Increíble, o creíble, desde el punto de vista que se lo mire es el error de la defensa de Boca en la pelota parada. Increíble porque los dirigidos por Basile no aprenden y creíble porque no es fácil cambiar este tipo de cuestiones de un día para el otro, o de una semana para la otra. Pero la realidad es que el inoxidable José Calderón, que jugó por Mauro Boselli, inhabilitado para jugar por una cláusula de su contrato, se vio cara a cara con Abbondanzieri y con el muslo le alcanzó para empujar la pelota al fondo.
El cabezazo al medio que dejó Leandro Desábato en el comienzo del segundo tiempo y derivó en el golazo de Palermo fue la única falla importante del equipo de Sabella, que volvió a contar con Juan Sebastián Verón como capitán y eje general del juego. El emblema de la defensa picharrata casi se redime de su error pero el frentazo que metió a la carrera salió arriba por poco.
Pero el que sí corrigió las cosas poquito tiempo después fue Enzo Pérez. El volante, que atraviesa su mejor momento futbolístico, se encontró solo con la pelota dentro del área y liquidó a Abbondanzieri con un certero derechazo. Poco le duró a Boca el empate, que llegó por un pelotazo que metió el Pato luego de amagar peligrosamente ante y le dio para adelante. Le había salido una bien al uno xeneize, pero al toque no tuvo nada que hacer.
Boca atacó, pero poco y muy mal para las exigencias que le corresponden y sigue con un bajísimo número de victorias locales en el año: solamente siete en 25 encuentros por torneos locales. Demoledor. Y lo pagó como debía hacerlo ante una maquinita de rendir, que es este Estudiantes, que queda como único puntero con 16 puntos sobre 18 posibles, y que se impone cada vez más para volver a ser campeón del torneo local. También porque no juega en la Copa Sudamericana, pero muchísimo más aún porque no baja su nivel y no para de ganar, con un estilo bien identificado. Las diferencias entre uno y otro, por supuesto, quedaron bien claritas en la cancha.
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