El orgullo de Sabella
Debe sentir placer Pachorra cuando ve que su equipo jugar así. Debe sentir satisfacción por saber que hace un año lo conduce. Debe sentir orgullo por el reconocimiento que ha logrado ganarse en buena ley (aunque demasiado tarde). En este tiempo, en su primera experiencia como técnico solista, Sabella demostró estar a la altura de las circunstancias. Es cierto, tomó el volante de un equipo en marcha, con un grupo sólido en su constitución y con jerarquía. Pero no cualquiera se puede sentar a manejar un Fórmula Uno. El lo hizo. Está claro que el resto es de los jugadores. De la esencia de un plantel que en este 2010 supo darse cuenta que no estaba haciendo las cosas como antes, que había soltado las riendas que supo apretar y que debía retomar el secreto de su éxito.Este triunfo en Tucumán genera la tranquilidad del camino recuperado. Y la sensación de que cada uno vuelve a aportar su cuota-parte para lograr la mejor expresión futbolística. Si Estudiantes está así, no tiene rival. Si Estudiantes está así, lo dijo el propio Mario Gómez, está dos goles encima de cualquiera. Ayer fue sólo casualidad: pudo haber marcado muchos más
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